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Por Adriana Almeida Rodríguez

Desde hace más de dos décadas se ha establecido científicamente que el clima en nuestro planeta esta cambiando. Con alarma escuchamos que debemos modificar muchos de nuestros hábitos en el manejo de los recursos naturales que usamos a diario, con el fin de garantizar que las generaciones futuras puedan disfrutar del planeta que hoy conocemos. Información sobre el calentamiento global, el efecto invernadero, y sus implicaciones sobre la sociedad son temas que se escuchan a diario en los medios de comunicación masivos. Pero ¿qué son el calentamiento global y el efecto invernadero? ¿Cuáles son los cambios que puede traer el calentamiento global en nuestro planeta, en la humanidad? ¿Qué estamos haciendo mundialmente e individualmente para minimizar estos cambios en nuestro planeta? Estas son sólo algunas de las preguntas que pueden surgir en nuestra mente y que trataré a continuación.

¿Qué es el calentamiento global?

Considero necesario que comencemos por definir calentamiento global como un incremento en la temperatura media de la tierra que se basa en el registro histórico de datos climatológicos tomados sistemáticamente desde décadas pasadas hasta hoy. Estos datos son usados mediante simulaciones computacionales para predecir el incremento futuro de las temperaturas de la atmósfera terrestre y de los océanos [1].

A pesar que se han identificado períodos de enfriamiento y calentamiento a través de la historia geológica de La Tierra [2], los gobiernos actuales han aceptado que el desarrollo industrial iniciado en el siglo XVII es uno de los causantes del calentamiento global actual [3]. Expertos estiman que la temperatura global se incrementó por 0.3 a 0.6°C desde comienzos del siglo XX y se predice que para mediados del siglo XXI la temperatura global podrá ser 1 a 3°C más alta que la registrada a finales del siglo pasado [4].

Se cree que dentro de los mayores causantes del actual cambio climático se encuentran la quema o combustión de derivados de petróleo, la agricultura industrial, basada en el uso de fertilizantes y pesticidas derivados del petróleo, los monocultivos agrícolas, la tala y quema de bosques, y la producción pecuaria, entre otros [5]. Según NASA Goddard Institute for Space Studies (NASA GISS, sigla en inglés), el mes de noviembre de 2009 se reportó como el más caliente registrado a nivel global desde la época previa al desarrollo industrial [6].

¿Qué es el efecto invernadero?


Es importante aclarar que el efecto invernadero es un fenómeno natural que permite el calentamiento de la superficie de la Tierra y de la atmósfera terrestre. Sin el efecto invernadero la vida en el planeta posiblemente no existiría. La energía solar que llega hasta la superficie de la tierra (solo el 51% de la energia solar total que llega a la atmósfera del planeta) se convierte en energía de radiación (conocida también como radiación infrarroja), e inicia un ciclo de reflexión y absorción entre los gases de efecto invernadero y la superficie terrestre, incrementando así la temperatura de la superficie y la atmósfera terrestre [1].

El efecto invernadero es controlado por la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, en el cual el dióxido de carbono (CO2) es el más importante, pues genera alrededor del 55% del efecto invernadero en la Tierra, seguido por los compuestos clorofluorcarbonados (CFCs) (25%), el metano (CH4) (15%) y el oxido nítrico (NO) (5%). Aún se desconoce la contribución exacta en el efecto invernadero del ozono (O3) que es producido en la superficie terrestre. El vapor de agua afecta la temperatura en la medida que genera más nubosidad, la cual reduce la cantidad de energía solar que puede llegar hasta la superficie de la Tierra [1].

Efectos del calentamiento global en el medio ambiente y las poblaciones humanas

Algunos cambios ambientales actuales se han atribuido al efecto del cambio climático como son: las reducciones en los glaciares a nivel mundial y de la extensión del hielo de los cascos polares, la elevación en el nivel de los océanos y los cambios metereológicos, como cambios en los regímenes de precipitación de lluvias [4].

Estos cambios ambientales pueden alterar y afectar drásticamente las actividades humanas, así como los ecosistemas naturales, en los cuales algunas especies podrán ser forzadas a emigrar de sus hábitats para evitar extinción, mientras otras especies podrán ampliar su hábitat a mayores extensiones, generando nuevas competencias por recursos [7].

La reducción de los cascos polares y la elevación de los niveles de los océanos están poniendo en peligro las zonas costeras y las islas a nivel mundial. Se predice que para el 2100 puede haber un incremento en el nivel de los océanos hasta de 100 cm si el hielo del casco polar de la Antártida de derrite completamente [8]. Esto significa una dramática reducción del área continental a nivel mundial y el sumergimiento de muchas de las islas en el mundo, lo que resultaría en la desaparición de hábitats ecológicos completos, la extición de muchas especies, y las movilizaciones humanas masivas hacia otras regiones del mundo.

La reducción de los glaciares en las altas montañas del mundo, así como los eventos de temperaturas extremas (temporadas más frías o más calientes de lo normal) generarán períodos de sequía o inundación que pueden incrementar la erosión a nivel global. Cambios metereológicos pueden además, poner en alto riesgo de extinción muchas especies de plantas y animales, sobre todo aquellas denominadas ‘endémicas’, las cuales están ecológicamente confinadas a unas condiciones ambientales-geográficas específicas. Este riesgo puede deberse a los posibles cambios en sus fuentes de alimento, a la nueva competencia por recursos con especies colonizadoras, o por incremento en su predación [9].

Pero ¿cómo preservar la diversidad genética y minimizar el efecto que nuestro desarrollo económico esta generando con el cambio climático? Algunas de las opciones de conservación disponibles son mediante el uso de la biotecnología. Una de las opciones es el desarrollo de bancos de germoplasma, en los cuales se coleccionan muestras biológicas (semillas, tejidos, células), en los que se encuentra almacenado el genoma de las especies a preservar. Esta información genética puede conservarse intacta en los bancos de germoplasma, mediante técnicas biotecnológicas como la crioconservación y el cultivo de tejidos [10]. Adicionalmente técnicas moleculares como la clonación pueden ser utilizadas para regenerar organismos. De la mano con las herramientas biotecnólogicas, se pueden implementar más reservas naturales gubernamentales o privadas, para la preservación de los recursos de flora y fauna in vivo a nivel global, lo cual ayudaría a evitar la tala de bosques, acompañado de la conservación de las zonas naturales.

Efectos del calentamiento global en la agricultura

La manera en que cultivamos nuestros alimentos, mediante la agricultura industrial, esta poniendo en riesgo nuestra capacidad de producir suficientes alimentos para alimentar al mundo. Esto se debe a que se esta reduciendo la capacidad de desarrollar una agricultura sostenible, debido al incrementado de la polución de fuentes de agua y suelos mediante el uso indiscriminado de fertilizantes y pesticidas derivados del petróleo. En los últimos 10 años se ha visto una reducción del 25% en el rendimiento agrícola de Latinoamérica y hasta un 50% en países como Sudan, debido principalmente a largos períodos de sequía o inundaciones, posiblemente ocasionados por el calentamiento global [11].

El incremento de la agricultura industrial y de exportación de alimentos de un país a otro, ha incrementado las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, pues se utilizan en exceso fertilizantes y pesticidas derivados del petróleo, a la vez que se ha reemplazado el abastecimiento local por la producción masiva y el transporte globalizado de productos que incrementa el uso de combustibles derivados del petróleo [12].

Pero ¿cómo retornar a una agricultura sostenible y menos nosiva para el medio ambiente?

Varias opciones saltan a la vista en la búsqueda de soluciones para hacer más sostenible nuestra agricultura. La primera es impulsar la agricultura sostenible en pequeña escala (practicada por campesinos con pequeñas extensiones de tierra), la cual utiliza menos energía y se basa en métodos artesanales de siembra y abono de la tierra, los cuales incorporan más carbono en el suelo comparado con la agricultura industrial. De acuerdo con el Panel Intergubernamental en Cambio Climático de las Naciones Unidas (del inglés United Nations Intergovernmental Panel on Climate Change), las granjas pequeñas emiten la mitad o dos tercios menos dióxido de carbono a la atmósfera si se comparan con las granjas industrializadas [11]. Adicionalmente, se buscará eliminar los establos confinados de alimentación animal para el consumo humano, con el fin de reducir las emisiones de metano a la atmósfera, y retornar nuevamente a las pequeñas granjas de producción de ganado y otros animales para el consumo humano [13].

La segunda es invertir más en investigación agrícola que busque reducir la cantidad de fertilizantes que se usan actualmente en los cultivos, generando nuevas variedades agrícolas de alto rendimiento y calidad nutricional capaces de crecer en bajas concentraciones de nitrógeno y otros nutrientes básicos para el crecimiento de las plantas [14]. Las variedades resistentes a pestes, insectos y otros patógenos, así como la identificación de nuevas variedades resistentes a diferentes estreses abióticos (como sequía o inundaciones) también podrían beneficiar al ambiente, pues reducirian el uso de pesticidas, o podrán adaptarse a condiciones climáticas extremas.

La tercera es el apoyo y fortalecimiento de la producción agrícola local para reducir el trasporte de alimentos de un país a otro, lo cual se reflejaría en una reducción en las emisiones de carbono por el uso de combustibles en los medios de transporte de los alimentos [15].

La cuarta es desarrollar acuerdos entre países para reducir el transporte de productos alimenticios por medio de combustibles derivados del petróleo. En la actualidad ya existe la tecnología para utilizar otros combustibles o energías renovables (como el etanol carburante y la energía solar) en nuestros medios de transporte, las cuales minimizarían las emisiones de carbono [16].

Y finalmente, seguir invirtiendo en el desarrollo de nuevas fuentes renovables de energía que puedan ser utilizadas para el transporte de alimentos.

Huellas personales de carbono

Los hábitos diarios de nuestras sociedades estan contribuyendo de una forma u otra en el incremento de las emisiones de carbono a la atmósfera. Las emisiones de dióxido de carbono por persona se encuentran desde menos de dos toneladas por año en India (en donde más de 400 millones de personas carecen de energía eléctrica) a más de 20 toneladas por año por persona en los Estados Unidos de América [2].

En búsqueda de reducir el impacto individual en el cambio climático se pueden tener en cuenta: La racionalización en el uso de los recursos como la energía eléctrica, el agua (en particular el agua caliente), la compra de productos locales antes que productos importados, el reciclaje de papel, plásticos y vidrio. Igualmente, otra manera de reducir las huellas de carbono es racionalizar el uso de vehículos de transporte individual que incrementan el carbono en la atmósfera, ya sea mediante el uso del transporte masivo en caso de desplazamiento de largas distancias, o insentivar el uso de la bicicleta o hasta de caminar, en caso de desplazamiento de cortas distancias.

Acuerdos internacionales

Desde inicios de los 90’s, los gobiernos del mundo han sido alertados por científicos sobre la necesidad de reducir la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera. En 1992, las Naciones Unidas realizaron la Convención para el Medio Ambiente y Desarrollo, la cual fue llevada a cabo en Río de Janeiro (Brasil). En esta reunión se creó la Convención de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (UNFCCC, sigla en inglés) con el fin de generar las bases del reglamento para el manejo y regulación de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global. Basados en las reglas de la UNFCCC se firmaron los primeros acuerdos internacionales sobre emisiones, conocidos mundialmente como el Acuerdo de Río o el Acuerdo de la Tierra [3].

Los objetivos principales para la UNFCCC han sido: primero, la estabilización de las concentraciones de gases con efecto invernadero en la atmósfera a un nivel tal (evitando incrementar la temperatura de la atmósfera terrestre en más de dos grados centígrados) que prevenga efectos dañinos en los sistemas climáticos globales y permita que los ecosistemas naturales se puedan adaptar gradualmente a los nuevos cambios en el clima, asegurando así la conservación de los recursos naturales y la producción alimentaria. Segundo, apoyar a los países en vía de desarrollo para generar un desarrollo económico sostenible con bajas emisiones de gases de efecto invernadero. Desde 1992 hasta hoy, la mayoría de los países industrializados (con excepción de Estados Unidos de América) se han comprometido frente a la UNFCCC en reducir sus emisiones para el 2020, a niveles más bajos que los registrados durante 1990 y en apoyar a los países en vía de desarrollo, para generar un desarrollo económico sostenible [3].

Dentro de las diferentes convenciones anuales llevadas a cabo desde entonces, el Protocolo de Kyoto en 1997, fue el acuerdo que más atención y soporte ha tenido a nivel global. Durante el protocolo de Kyoto se determinaron los mecanismos necesarios para llevar a cabo las reducciones en las emisiones. Sin embargo, solo hasta el Acuerdo de Marruecos en 2001, durante la Convención de las Partes número 7 (COP 7, sigla en inglés), se definieron las acciones a desarrollar para lograr las metas establecidas en Kyoto [3].

Tres mecanismos fueron elaborados en el protocolo de Kyoto [17]:
1. Mecanismo para el desarrollo limpio (CDM, sigla en inglés), el cual permite a los países desarrollados ganar créditos por proyectos de reducción de emisiones en países en desarrollo.
2. Mecanismos de implementación conjunta (JIM, sigla en inglés), el cual permite a países desarrollados el ganar créditos por proyectos desarrollados en otros países desarrollados o en un país en transición al desarrollo.
3. Mecanismos internacionales de negociación de emisiones (EYM, sigla en inglés), desarrollado para reducir costos. Se basa en la compra de créditos a otros países con exceso de bonos de carbono (un bono de carbono es el derecho a emitir una tonelada de CO2, en la cual países con menos emisiones a la atmósfera son beneficiados y pueden ‘vender’ sus bonos sobrantes a aquellos países con mayores emisiones. Hay límites para las emisiones anuales y los países que sobrepasan las emisiones permitidas son sasionados económicamente). Muchos países están actualmente desarrollando esquemas domésticos de negociación sobre emisiones entre provincias dentro de los mismos países.

Adicionalmente a estos mecanismos, el protocolo de Kyoto incluyo la tierra destinada a bosques y agricultura dentro de los inventarios nacionales de créditos de carbono como reservorios de carbono. Sin embargo, incendios forestales y ataques de insectos han hecho menos atractivos este tipo de sistemas vegetales para las negociaciones de créditos de carbono [17].

En la Convención de las Partes número 13 (COP 13, sigla en inglés), llevada a cabo en Bali (Indonesia) en el 2007, se generaron dos grupos de trabajo con el fin de hacer un mejor seguimiento a los compromisos adquiridos por los países. El primer grupo fue encargado de generar posibles responsabilidades futuras de los países industrializados, mientras que el segundo grupo fue encargado de generar recomendaciones para fortalecer acciones cooperativas entre países para lograr los objetivos de los acuerdos firmados anteriormente [3].

Durante 2009, se llevo a cabo la Convención de las Partes número 15 (COP 15, sigla en inglés) en Copenhagen (Dinamarca). Para esta convención, la comisión Europea buscó comprometer a países que generan grandes emisiones de gases de efecto invernadero, como son Estados Unidos, (el cual no ratificó su compromiso en el Protocolo de Kyoto), India, y China (los cuales si habían ratificado su interés de comprometerse con reducción de emisiones desde Kyoto, pero no habían sido identificados anteriormente como grandes emisores). Dentro de las expectativas de esta convención, se esperaba determinar la efectividad en la reducción de emisiones por parte de los países industrializados durante el período comprendido entre 2000-2009, y comprometer a los países industrializados para reducir un 5% de sus emisiones con base en los registros de 1990 hasta el 2012 [3].

El 18 de Diciembre pasado, se dió a conocer el documento final de la convención [18], en el cual los 180 países representados en esta reunión acordaron que los países industrializados continuarán con su compromiso de reducir las emisiones, mientras se espera que para 2020 sean destinados U$100.000 millones de dólares anuales para apoyo a desarrollo económico sostenible en países en vía de desarrollo. Para tal fin, se creó la Fundación Clima Verde de Copenhagen, la cual se encargará de generar programas de desarrollo económico sostenibles que erradiquen la pobreza mientras se desarrollan y transfieran tecnologías que garanticen bajas emisiones. Igualmente esta Fundación apoyará a países en desarrollo y países en alto riesgo frente a los cambios climáticos (como pequeñas islas) a buscar su adaptación a los nuevos retos que genere el cambio climático, reduciendo su vulnerabilidad y previniendo su deforestación [18].

De acuerdo con Stephan Singer, director de políticas sobre energía global de la World Wide Fundation for Nature (WWF, sigla en inglés), la convención de Copenhagen presenta muchas inconsistencias, y la denominó el ‘tratado de la polución’, pues los países industrializados están sumando dentro de sus bonos de carbono el ‘aire caliente’ (del inglés ‘hot air’), que son reducciones en las emisiones en un solo momento (por ejemplo, si un país se enfrenta a una crisis económica y cierra muchas fábricas, es muy factible que sus emisiones de carbono se reduzcan) y no como consecuencia de la aplicación de políticas ambientales que garanticen la sostenibilidad en la reducciones de las emisiones de carbono a la atmósfera [19].

Otros problemas denunciados por Singer son: no se llegó a ningún acuerdo sobre las emisiones crecientes por el transporte internacional, no hay reglas claras para que los países administren los créditos de carbono mediante el manejo de bosques o suelos agrícolas, no hay claridad en la calidad y el tipo de inversión que los países desarrollados deben hacer en países en vía de desarrollo que sean negociables por bonos de carbono. Según Singer, si todos los problemas sin resolver se suman, las cifras son equivalentes a un 26% de las emisiones emitidas por los países desarrollados en 1990. Esto significa que el tratado global de reducción de las emisiones en un 20% a lo emitido en 1990 se traduce en un mandato a incrementar las emisiones globales en un 6% frente a las emisiones de 1990 [19].

Para considerar

El medio ambiente no da espera, y los efectos del cambio climático ya son una realidad para nuestras sociedades. Sin embargo, aún es posible mitigar el efecto del cambio climático en nuestro planeta, tomando acciones individuales en los hábitos cotidianos que permitan reducir las huellas de carbono por persona a nivel global. Igualmente, se pueden mitigar los efectos del cambio climático mediante el compromiso a nivel gubernamental de nuestros países para acogerse al protocolo de Kyoto y desarrollar políticas de desarrollo económico y social de manera sostenible, en el que el desarrollo de nuevas industrias se base en el uso de energía limpia y en la conservación de los bosques y los recursos naturales.

Referencias

[1]http://www.physicalgeography.net/fundamentals/7h.html
[2]http://topics.nytimes.com/top/news/science/topics/globalwarming/index.html
[3]Williams Tim (2009) The climate change convention and Kyoto Protocol. Parliamentary Information and Research Service. LC call number: TD885.5.G73 -- W553 2009eb.
[4]http://www.ucsusa.org/global_warming/science_and_impacts/science/has-the-climate-changed.html
[5]http://www.ucsusa.org/global_warming/science_and_impacts/impacts/the-impacts-of-land-use-on.html
[6]http://www.joabbess.com/2009/12/17/global-warming-new-record/
[7]http://es.wikipedia.org/wiki/Calentamiento_global
[8]http://www.ucsusa.org/global_warming/science_and_impacts/impacts/arctic-climate-impact.html#Impact_on_sea_level_rise
[9]Dockerty, T., A. Lovett, et al. (2003). "Climate change and nature reserves: examining the potential impacts, with examples from Great Britain." Global Environmental Change 13(2): 125-135
[10]Allaby M. 1998 "germ plasm bank." A Dictionary of Plant Sciences. Encyclopedia.com
[11]http://www.alternet.org/environment/144586/to_fight_global_warming_and_prevent_hunger,_we_need_to_change_how_we_grow_our_food/?utm_source=feedblitz&utm_medium=FeedBlitzRss&utm_campaign=alternet_environment
[12]http://www.ucsusa.org/food_and_agriculture/science_and_impacts/impacts_industrial_agriculture/costs-and-benefits-of.html
[13]http://www.ucsusa.org/food_and_agriculture/solutions/smart_pasture_operations/what-is-a-smart-pasture.html
[14]http://www.ucsusa.org/food_and_agriculture/science_and_impacts/science/no-sure-fix.html
[15]http://www.buylocalthinkglobal.com/
[16]http://ec.europa.eu/environment/climat/pdf/brochures/research_es.pdf
[17]http://ec.europa.eu/environment/climat/kyoto.htm
[18]http://greeninc.blogs.nytimes.com/2009/12/18/a-climate-agreement-for-some/
[19]http://www.newscientist.com/article/dn18297-loopholes-in-climate-deal-could-render-it-useless.html?DCMP=OTC-rss&nsref=climate-change